PROCRASTINAR Y LA POLÍTICA EN EL PERÚ
Augusto
Lostaunau Moscol *
“Una política “ideal”
que carezca de credibilidad y esté implementada y aplicada de manera deficiente
puede crear más distorsiones que una política “subóptima” estable y debidamente
implementada”.
Informe
2016 BID
Cada
cierto tiempo, en los medios académicos y de comunicación, se ponen de moda
algunos términos que se caracterizan por carecer de un contenido científico y,
por el contrario, son útiles para fines políticos. Por ejemplo, palabras como
globalización, calidad, eficacia, empoderar, etc. se han utilizado –y se siguen
utilizando- según el interés de quien lo hace. Lo que significa que se puede
decir cualquier cosa y entender cualquier cosa cuando se les utiliza. Son una
especie de tabla de salvavidas al momento del diluvio. No importa si el
interlocutor entiende lo que se quiere manifestar, lo importante es usarlas y
parecer muy convincente al momento de hablar.
De
esta manera, en los últimos meses se viene utilizando mucho la palabra Procrastinar,
la cual –según la Real Academia de la Lengua- es sinónimo de diferir o aplazar.
Es decir, cuando utilizamos procrastinar estamos indicando el acto de diferir o
aplazar algo. Pero, como procrastinar suena mucho “más rebuscado, difícil y
culto” utilizarla eleva en la categoría social sobre quienes jamás la han
escuchado o utilizado.
Y,
lo que motiva este texto, es que procrastinar se está utilizando como una forma
de definir o caracterizar a la política en el Perú. Lo que se traduce como que:
la política en el Perú se caracteriza por “procrastinar” la solución de los
problemas del país”. Y, así, suena mucho mejor y “más culto”. Entonces: “los
gobiernos normalmente han procrastinado la solución de los graves problemas del
país” formará parte de un discurso que sólo busca ocultar la verdad. Mejor
dicho, procrastinar la verdad. Aunque suene ridículo –o jocoso- también se
puede procrastinar la procrastinación de los problemas del Perú. Y, el
resultado final es que no se ha solucionado nada. Todo queda aplazado o
diferido.
La
pregunta es: ¿cuál es el motivo para procrastinar los problemas del país? Una
respuesta directa –y sin los rodeos a los que nos tienen acostumbrados los
“analistas políticos” de pacotilla- es que a las agrupaciones políticas que
existen en el Perú, no les interesa solucionar los problemas del país. Mejor
dicho, se acabaría el negocio si los problemas del Perú se solucionan. Si se
aplicara una correcta política económica –que parta de la propia realidad del
país y no una fórmula elaborada en alguna oficina del extranjero- ya no
servirían de nada los “ministros de lujo” que ostentas sus posgrados en
universidades extranjeras que en la práctica no se diferencian mucho de las
nuestras. Los “analistas económicos” ya no tendrían motivos para salir todas
las semanas en los medios de comunicación. Las ONG´s ya no recibirían dinero
del extranjero para desviar –y desvirtuar- en sus textos sobre los verdaderos
problemas de nuestra economía. Mejor dicho. Muchos “acartonados” pasarían a las
filas de los desocupados o subempleados, esas dos categorías que ellos mismos
han desaparecido de la investigación económica.
Así
que, procrastinar los problemas del país, no es un hecho que les permitirá
entender el problema en su totalidad para buscar una solución para esa
totalidad; por el contrario, sólo la difieren -y la difieren y la vuelven a
diferir- para hacer más importante el hecho de “estudiar” la solución,
contratar “consultoras” y “expertos” quienes serán los únicos beneficiados.
¿Cuántas fortunas se habrán logrado estudiando a los pobres del Perú? ¿Cuántos
doctorados y maestrías estudiando a los comedores de los pueblos jóvenes y las
barriadas? ¿Cuántas ONG´s constituidas para no hacer nada?
Ludovico
Silva sostiene que:
“Dice el lugar común que uno
«acaricia una idea» durante largo tiempo; pero la verdad es que no todas las
ideas tienen tersa la espalda; hay algunas cuyo lomo es espinoso, como el de un
lagarto antediluviano”.
Así,
la idea de procrastinar los problemas del país puede ser como acariciar un lomo
espinoso. Que tengan mucho cuidado los gobernantes de este país. En algún
momento las espinas se pueden clavar en esas manos que han recibido dinero de
la corrupción. Como ya les está sucediendo a varios.
*Historiador
a favor del Colegio Profesional de Historiadores del Perú.
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