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miércoles, 30 de agosto de 2017

PUBLICIDAD Y TRATA DE PERSONAS EN EL PERÚ

Augusto Lostaunau Moscol (Historiador a favor del Colegio Profesional de Historiadores del Perú.)



¿Existe alguna relación entre publicidad y trata de personas? ¿Esa relación es explícita o implícita? ¿Son culpables los medios de comunicación? ¿O lo son las agencias publicitarias? Son algunas de las interrogantes que surgen al momento de leer el título del presente texto. No pretendemos responder estas –y otras- interrogantes. Lo que buscamos hacer ver es que, a pesar de no ser consciente de ello, la publicidad es un factor que alienta la Trata de Personas. Aunque, también existe cierto tipo de publicidad que se dirige directamente a captar personas de los sectores más vulnerables y olvidados de nuestra sociedad.

El comunicador mexicano Miguel Eugenio Mora Pérez, sostiene que:

“Según el legendario creativo publicitario David Ogilvy “la publicidad recoge las tendencias existentes de la sociedad, pero el decidir que consume cada quien depende de uno mismo”. Al recoger estas tendencias, la publicidad adquiere cierta similitud con un espejo, reflejando las necesidades y anhelos de un pueblo. Pero también la sociedad adquiere características que están representadas en el mundo publicitario. La continua persuasión de los anunciantes influencian las creencias de los consumidores acerca de cómo deben vestirse o actuar. De hecho, la publicidad puede definirse como “todo tipo de presentación o promoción pagada de productos o servicios, contando con un patrocinador identificado”. 

Vale decir que, existe una relación e interrelación directa entre la publicidad y la sociedad. La publicidad influencia en la sociedad creando en los consumidores la necesidad de adquirir un producto que los “elevará” de estatus social; de otro lado, la sociedad influye en la publicidad cuando esta debe representarla en su idiosincrasia y particularidad histórico-cultural. Mejor dicho, la publicidad se presenta –en un momento de su desarrollo- en una suerte de espejo donde la sociedad (los consumidores) se miran tratando de ver –muchas veces- una realidad que no existe o no comparten.

Por ello, Mora Pérez sostiene que existen cuatro tipos de espejos sociales creados por la publicidad:

1. Espejo de encanto personal: Puede ser temporal o de estado permanente. Los efectos temporales incluyen aspectos de diversión y aventura mientras que los permanentes cosas como promover el bienestar. 

2. Espejo de encanto por el estrato social: La idea principal es que si una persona adquiere un producto éste le servirá para incrementar su estatus social. Este tipo de mensaje puede ser presentado de manera sutil o evidente. 

3. Espejo de uso: Se exagera el valor de uso o de rendimiento del producto, por ejemplo el producto puede aparentar un uso sencillo, cuando en realidad “usarlo es más difícil de lo que parece”. 

4. Espejo de ventaja competitiva: Incluyen aquellas declaraciones que implican superioridad, como el trinomio “bueno-mejor-el mejor” que se presenta como inseparable. 

De esta manera, entre bienes y diversión; estatus social; uso sencillo y superioridad, el consumidor de publicidad –y por lo tanto consumidor en el mercado- va modificando su conducta a partir de la existencia de las “nuevas necesidades” que se presentan en su vida. Y, buscando satisfacer esas deseadas y ansiadas “nuevas necesidades” es que la publicidad colabora, en forma directa o indirecta, con la Trata de Personas.

No estamos sosteniendo que la publicidad de autos, licor, modas de vestir, cosméticos, etc. son los culpables de la existencia de la Trata de Personas; pero, se debe indicar que generan “necesidades” entre los adolescentes y jóvenes que están dispuestos a satisfacerlos de “cualquier manera”. Ese es el momento en el cual, la persona se convierte en una víctima potencial de las mafias de Trata de Personas.

Yván Montoya Vivanco indica que:

“Los estudios victimológicos y el propio Protocolo de Palermo parten de considerar que existen una serie de factores que condicionan la situación vulnerable de una víctima de trata. Así, principalmente, la precaria situación económica de la víctima –pobreza-, la falta de oportunidades en el contexto donde ella se desenvuelve, la relación de dependencia -psicológica o económica- con el victimario, la relación de autoridad que ejerce el victimario sobre la víctima, etcétera”.

Entonces, queda claro que una víctima potencial –que proviene de los sectores más vulnerables- presenta como factores de vulnerabilidad: La precaria situación económica; La falta de oportunidades; La dependencia psicológica o económica; y La relación de autoridad a la que están sometidas por el victimario. Es preciso decir que, estos cuatro factores de alguna u otra forma pueden ser acentuados por la publicidad. Cuando la potencial víctima asume que necesita “más” dinero para poder adquirir los productos publicitados como “modernos” y/o “elegantes”, entonces cualquier propuesta laboral le parecerá el camino más “corto” para lograr su principal objetivo: “ser moderno y elegante”. Aquí, la situación de trabajar no responde a los valores éticos y morales socialmente aceptados; por el contario, trabajar es necesario para “adquirir” el nuevo estatus deseado. Nuevo estatus que en la mayoría de los casos no es real.

Durante la Feria Corazón Azul que se llevó a cabo en la Plaza San Martín de Lima, el 15 de julio de 2017, los jóvenes voluntarios del Movimiento Ramón Castilla, realizaron charlas en las cuales hicieron saber a niños, adolescentes, jóvenes y adultos, mujeres y varones, que existe mucha publicidad que sólo busca captar personas para la Trata. En muchos postes de las ciudades del Perú, principalmente fuera de los mercados y colegios de las zonas urbanas más empobrecidas, se pueden encontrar afiches y volantes pegados donde anuncian “Trabajo inmediato para señoritas de buena presencia, mayores de 18 años con ganas de salir adelante” en los cuales también se indica que “no son necesarios los estudios para ganar 2 mil o 3 mil soles”. Es necesario tener absoluto cuidado al momento de llamar a los números telefónicos que están en dichos volantes o afiches. Las mafias de Trata de Personas están detrás de las víctimas. Los padres tenemos una tarea impostergable: demostrar a nuestros hijos que la publicidad es principalmente una fantasía. Las mafias de Trata de Personas están esperando nuestro descuido para victimizar a nuestros hijos.
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